1 ago 2011

No tengo lápiz

Por John Acosta

Son las seis y media de la mañana. El sol fonsequero se ha levantado a cubrir el municipio con su brillo intenso. Ni una sola nube en el cielo: otro día más de calor. Ada Luz espera un carro parada ahí, en la avenida principal del municipio de Fonseca, en el departamento de La Guajira. Viene un taxi de los que viajan a San Juan del Cesar. Le extiende la mano. Nada. No se detuvo: iba con el cupo lleno. Cinco minutos más. Y pasa un bus. El ayudante se para en la puerta. «¿Para dónde va?», le pregunta. Ella teme que no la recojan. «Para adelante», responde. Y se sube.

Fútbol al calor

Por John Acosta

La calle estaba recién pavimentada. Los muchachos recogieron con pala la arena que los contratistas del municipio habían echado para fraguar el concreto. Eran las 2:00 de la tarde de un día caluroso. A esa hora, el sol había aparecido con toda la intensidad después de una mañana nublada que mantuvo amenazado a todo el mundo con la inminencia de un aguacero que nunca llegó.

Los muchachos habían estado planeando el partido desde muy temprano, pero el amago constante de la lluvia hizo posponer el juego a cada rato. El sol salió en el momento que empezaron a hacer toques de calentamiento con el balón en la calle de siempre. Las interrupciones por el tráfico de vehículos obligaron a buscar una alternativa diferente a la de aquel sitio. Fue entonces cuando surgió la idea salvadora.