29 oct 2014

Casa editorial El Tiempo hace alianza con la Universidad Autónoma del Caribe

El rector de la Universidad Autónoma del Caribe instala el evento. Al fondo, Jon Ruíz,
gerente general de la Casa Editorial El Tiempo, Roberto Pombo, director del diario
El Tiempo, y 
Estewil Quesada, periodista del mismo diario
Por Comunicaciones UAC
Estudiantes de todas las disciplinas académicas podrán hacer sus prácticas en esta importante empresa y recibir la suscripción del periódico más influyente del país.
En el marco del conversatorio "Ciudadanos Globales", organizado por la Oficina de Relaciones Internacionales – ORI- de la Universidad Autónoma del Caribe, fue presentada la alianza estratégica interinstitucional suscrita por la casa editorial EL Tiempo y la nueva Uniautónoma, con el objetivo de apoyar el desarrollo de la región Caribe desde el aporte académico, científico e investigativo, sumado al análisis y la difusión periodística.

21 oct 2014

Sociólogo, docente de Uniautónoma, será homenajeado por la Federación Colombiana de Tejo

Fredys de Jesús García Sierra
Primer campeonato municipal,
en Plato, Magdalena
Por John Acosta

El sociólogo Fredys de Jesús García Sierra, catedrático del Departamento de Humanidades, de la Universidad Autónoma del Caribe, será homenajeado por la Federación Colombiana de Tejo (FCT), en el marco de los 60 años de fundación de esta organización deportiva, en un acto que se llevará a cabo en Villavicencio, el primero de noviembre de 2014, dentro del desarrollo XXIV Campeonato Nacional Interclubes.

El profesor Fredys García se consagró campeón nacional individual de tejo por tres ocasiones, durante los torneos realizados en 1982, en Barranquilla; en 1986, en Bogotá, y en 1989, en Tunja. En mayo de 2004, publicó un libro sobre este deporte, titulado El Tejo, deporte y cultura. Según la Federación Colombiana de Tejo, este trabajo escrito es “de obligatoria lectura por todos los que practicamos y participamos de este deporte”.

16 oct 2014

Pongo fin a mi relación de ocho años con Tigo

Por John Acosta

Siento una profunda tristeza ante la impotencia que me produce las dilaciones sucesivas del operador de celular Tigo en Colombia. Al parecer,  no les interesa perder tres clientes por las terribles demoras internas en resolver asuntos menores. Tampoco les importa un bledo las amenazas de hacer público la pandemia de ineficiencia que los carcome. No aguanto más esta desazón que me arruga el alma de cliente fiel por más de ocho años (lo mismo que mi señora y mi hija Aura Elisa) de una empresa que no hace el más mínimo esfuerzo para sacudir su letargo, así sea por un momento, y resolver de una el asunto que me agobia. Precisamente, en octubre de 2012 escribí en este mismo blog mi decisión de retirarme de Tigo por otra injusticia que me cometían conmigo: ¡es increíble! Debo decir que ese artículo tiene ya cerca de diez mil lectores y es el segundo más leído en toda la historia de este medio de comunicación. Solo, entonces, reaccionaron e hicieron justicia con mi caso. Creo, sin embargo, que esta vez el divorcio sí es definitivo, a juzgar por las nuevas circunstancias.

2 oct 2014

En los 100 años de la Escuela Normal Superior La Hacienda, clases de informática sin computador y a 40 grados de temperatura

Promoción 1963
Por John Acosta

Los vi venir, con su andar pausado de hombres mayores, luciendo orgullosos la camiseta que ellos mandaron a fabricar para aquella ocasión. Se acercaron y pude ver lo que decía el letrero que tenían bordado en el bolsillo del pecho: “Ensudela”, en forma de media circunferencia, de color azul; “Promoción”, en línea recta, cerrando abajo, de color rojo; y más abajo, el año: “1963”, color azul nuevamente. Tal vez yo sea un emotivo empedernido, pero no pude evitar erizarme de sentimiento ¡Hacía 51 años, aquel grupo de canosos había salido graduado de ese colegio y regresaban ahora a celebrar los 100 años de fundada su institución educativa! Me saludaron con la mirada y siguieron su camino. Solo, en ese momento, entendí la respuesta que me dieron mis hijas cuando, al mudarnos de casa, les advertí de la necesidad de cambiarlas de escuela para buscar una que quedara más cerca al nuevo sitio donde residíamos. “No, papi, no importa que tengamos que madrugar más para llegar a tiempo a clases, pero nos quedamos en la Escuela Normal Superior La Hacienda”, me dijeron en ese entonces.