Por
John Acosta
Por el bien del país, lo
primero que debe hacer el candidato que pierda las elecciones a la Presidencia
de la República es reconocer, públicamente, su derrota. Tiene que hacerlo con
la gallardía de un contrincante digno, sin respirar por la herida, sin mostrar
la amargura del fracaso. Y debe actuar con la urgencia debida para que se
empiecen a deponer los ánimos, exaltados a la enésima potencia por culpa de una
campaña de improperios, de verdades a medias, de mentiras, de señalamientos sin
pruebas, en fin ¡Qué bueno que ya estamos ad portas de que culmine esta
horrible noche en la que nos sumieron los estrategas políticos!